Otra vez el personal del servicio de emergencias médicas, 107 fue objeto de agresiones por parte de familiares de una persona a la que iban a asistir.
En este caso se trató de una situación producida en la ciudad de Reconquista, Barrio San Carlos, el domingo 22 de agosto en horas del mediodía, cuándo un móvil del S.I.E.S. fue requerido a un domicilio de una persona oxígeno dependiente.
La dotación se hizo presente en el domicilio de la persona para prestar el servicio solicitado y en esa circunstancia comenzó a ser agredido por familiares del paciente.
Los agredidos fueron el médico Roberto Zarzuelo, la enfermera Julieta Muchuit y el chofer de la ambulancia Matías Zanabria, quien resultó el más perjudicado, con cortes en su rostro al intentar intermediar para evitar que sus compañeros sean agredidos.
Es inconcebible que la comunidad actúe de esta forma con aquellos que concurren a prestar asistencia a un conciudadano y en vez de poder desarrollar su trabajo con normalidad deban estar sometidos a la violencia de unos inadaptados que no entienden la situación y ponen en peligro la vida de los trabajadores.
El personal del 107 periódicamente se ve envuelto en este tipo de horribles situaciones que lo único que consiguen es que los trabajadores no deseen concurrir a determinados barrios sin ayuda de presencia policial.
Esto ya no puede seguir ocurriendo dado que en algún momento se va a lamentar algo irreversible.
Ya no basta con que las autoridades dispongan el acompañamiento policial, desde U.P.C.N. instamos a la comunidad en general a comprender que si estas actitudes se reiteran será prácticamente imposible poder asistir a la ciudadanía ya que el personal de la Salud no puede realizar su trabajo pensando que tal vez su vida está en riesgo permanente.
No puede ser que asistir a alguien se transforme permanentemente en “un acto de guerra” por parte de inadaptados y que los trabajadores deban concurrir a un lugar, escoltado por “fuerzas armadas” para evitar poner en riesgo su vida.